Contar las veces que había soñado con Puerto Rico antes de mi primera visita es imposible. Tantas veces imaginando lo que sería caminar por las calles de San Juan y conocer los barrios y municipios de los que había escuchado toda mi vida en mis géneros musicales favoritos, la Salsa y el Reggaetón, dos géneros puertorriqueños que conectan fuertemente a mi país, Colombia, con este archipiélago caribeño.
Desde Santurce hasta Bayamón y desde Guaynabo hasta Carolina, la capital de los boricuas se iba pintando una y otra vez en mi cabeza gracias a los versos de grandes artistas de esta isla.

Estar en Borikén (nombre Taíno de Puerto Rico) por primera vez, me hizo recordar cuando el entonces Vicepresidente de Turismo de ProColombia, mi ex jefe, Julián Guerrero, anunciaba una de las campañas de turismo más creativas que conozco, "Colombia, Tierra de la Sabrosura”, una campaña basada exclusivamente en la música y en su capacidad de inspirar a los viajeros a través de ritmos y géneros musicales colombianos. Puerto Rico, sin quererlo,  lleva haciendo esto desde los tiempos de Ismael Rivera, Hector Lavoe, La India, Ivy Queen, Daddy Yankee, Tego Calderón e incluso en la actualidad con artistas como Villano Antillano y por supuesto con el mayor embajador que ha tenido la Isla del Encanto, Bad Bunny. Artistas, que orgulloses de sus raíces y de su cultura le escriben mil cartas de amor a su país, como quien dice ‘pa que no se te olvide quién eres y de donde vienes’, como quien dice ‘yo soy boricua, pa’ que tu lo sepas’.

No es por nada que tantos de estos artistas le dediquen versos a su tierra y que canciones como Preciosa (uno de los himnos no-oficiales de Puerto Rico) se riegue en una oda de halagos hacia el país caribeño. Puerto Rico es todo eso y más. Una isla de apenas 9,104 km² (5,656 mi²), con una diversidad de sabores, colores, personas y paisajes que otras naciones, con territorios cientos de veces más extensos, soñarían tener. Desde playas blancas con aguas cristalinas en una decena de tonos azules y verdeazules, hasta montañas y cascadas que parecen inspiradas en el imaginario bíblico del paraíso. Desde San Juan, una ciudad que no para de bailar hasta pueblitos atrapados en el tiempo en los cuales las horas duran días y donde existir es resistirse al corre-corre que se vive en el estresante ritmo de las metrópolis modernas donde el afán es casi un deber moral.

San Juan 2

Puerto Rico, la tierra del ‘¡ay bendito!’, del ‘jangueo’, del ‘qué es la que’, de ‘la chulería’, ‘la tiraera’ y ‘el algarete’, de un español tan rico como sus raíces y su presente, y de un Spanglish que para alguien como yo, que creció con una identidad bilingüe, se siente gratamente afirmativo. Tierra de la bomba, la plena, la música jíbara, la salsa y el reggaetón y de tantos ritmos que le han dado a Latinoamérica y el mundo un goce infinito. La tierra del guíneo, la yautía, la parcha, las alcapurrias, los bacalaítos, del mofongo, del arroz con gandules, del asopao, del flan de queso, y de tantas otros platos y manjares que no sigo mencionando por piedad a mi apetito.

Todo esto es parte de una diversidad que solo tiene sentido al reconocer las influencias taínas, africanas y españolas que se han dado en Puerto Rico y que resuena con muchos otros países de América Latina que se formaron bajo sistemas de opresión que veían el mestizaje como una forma de ‘civilizar’ a las poblaciones indígenas y africanas. Países que hoy en día, son un arcoíris de orgullo, resistencia y esperanza, ante el racismo y el colorismo reforzados por 500 años de colonización y Neo-colonización. Pero como dicen en la isla, ¿y tu abuela, dónde está? es decir, aquí casi todes somos un producto del mestizaje.

Desafortunadamente, Puerto Rico vive hoy una intensa gentrificación pues no todos los turistas que llegan se quieren ir (no sorprendentemente) amenazando la calidad de vida de los boricuas a causa del alza del costo de bienes y servicios que también contribuye al desplazamiento de la población local y aumenta la emigración masiva de los boricuas a Estados Unidos, que en los últimos años se ha duplicado por muchos factores.

Puerto Rico trans couple

Por lo anterior a todes les que me leen y que como yo sueñan con viajar a Puerto Rico y a los miembros IGLTA que planean asistir a nuestro evento anual que se llevará a cabo este año en San Juan, les recuerdo, que a la Isla del Encanto hay que vivirla y gozarla pero también hay que cuidarla y ser conscientes de los posible efectos negativos que puede tener el turismo en una isla pequeña y cómo podemos les turistas, apoyar a les habitantes locales y dejar el destino un poco mejor de cómo lo encoramos. Es nuestro deber entender que en este paraíso caribeño los recursos, incluyendo el territorio, son limitados y que aunque todes son bienvenides a visitar, no todes son a quedarse.

Por mi lado, después de estar tres semanas en Puerto Rico, solo me quedan palabras de agradecimiento. Gracias por enseñarme tanto sobre ser latine y sobre resistir desde mis raíces, gracias por recordarme que vivir entre varias realidades y varios mundos es parte de la experiencia y riqueza humana que nos hace uniques. Gracias por amarme como soy, con mi maricada y con mis colores, por bailar con todo mi ser, sin quitarme nada, y especialmente gracias por darme una familia extendida por la cual hoy daría todo.

Gracias Borikén, ayer te soñaba, pero hoy te amo.
 
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